Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida…
Comenzamos un nuevo año y el cual debemos empezar con optimismo, con alegría, sin importar cómo nos fue el año pasado.
Debemos cerrar etapas, si insistes en permanecer en ella más allá del tiempo necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto.
Cerrando círculos, o cerrando puertas, o cerrando capítulos, como quieras llamarlo. Lo importante es poder cerrarlos, y dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.
¿Terminó tu trabajo? ¿Sé acabó tu relación? ¿ ya no vives más en esa casa? ¿Debes irte de viaje? ¿Tu mejor amigo ya no lo es?
Puedes pasarte mucho tiempo de tu presente “revolcándote” en los porqués, en rebobinar la película de tu vida y tratar de entender por qué sucedió tal o cual hecho.
El desgaste va ser infinito, porque en la vida, tú, yo, tu amigo, tus hijos, tus hermano, todos y todas estamos encaminados hacia ir cerrando capítulos, ir dando vuelta a la hoja, a terminar con etapas, o con momentos de la vida y seguir adelante con alegría y entusiasmo… porque nada ni nadie puede hacerte feliz.
¡Sólo tú puedes hacerte Feliz a ti mismo! Año Nuevo y no podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni Siquiera preguntándonos porqué.
Lo que sucedió, sucedió y hay que soltarlo, hay que desprenderse. No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculados a nosotros.
¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir! Por eso, a veces es tan importante destruir recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa, romper papeles, tirar documentos, y vender o regalar libros.
Los Cambios externos pueden simbolizar procesos interiores de superación. Dejar ir, soltar, desprenderse. En la vida nadie juega con las cartas marcadas y hay que aprender a perder y a ganar.
Hay que dejar ir y hay que dar vuelta a la hoja, hay que vivir sólo lo que tenemos en el presente y solo con estar “vivos” es bastante para apreciar lo bello que nos rodea. El pasado “ya pasó”. No esperes que te lo devuelvan, no esperes que te reconozcan, no esperes que alguna vez se den cuenta de quién eres tú.
¡Suelta el resentimiento! El prender “tu televisor personal” para darle y darle al asunto, lo único que consigue es dañarte lentamente, envenenarte y amargarte.
Amigo mío, la vida está para adelante, nunca para atrás. Si andas por la vida dejando “puertas abiertas”, por si acaso, nunca podrás desprenderte ni vivir lo de hoy con satisfacción.
¿Noviazgos o amistades que no clausuran? ¿Posibilidades de regresar? ¿a qué? ¿Necesidad de aclaraciones? ¿Palabras que no se dijeron? ¿Silencios que lo invadieron?
Si puedes enfrentarlos ya y ahora, hazlo, si no, déjalos ir, cierra capítulos. Di a ti mismo que NO, que NO vuelven. Pero no por orgullo ni por soberbia, sino, porque tú ya no encajas allí en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en esa oficina, en ese oficio.
Tu ya no eres el mismo que fuiste hace días, hace tres meses, hace un año. Por lo tanto, no hay nada a qué volver. Cierra la puerta con llave y lánzala lejos. Ni tu eres el mismo, ni el entorno al que regresas será igual, porque en la vida nada se queda quieto, nada es estático.
Reflexión; es salud mental, amor por ti mismo, desprender lo que ya no está en tu vida. Recuerda que nada ni nadie es indispensable. Ni una persona, ni un lugar, ni un trabajo. Nada es vital para vivir porque cuando tú viniste a este mundo, llegaste sin ese adhesivo. Por lo tanto, es costumbre vivir pegado a él, y es un trabajo personal aprender a vivir sin él, sin el adhesivo humano o físico que hoy te duele dejar ir.
Es un proceso de aprender a desprenderse y, humanamente se puede lograr, porque te repito: Nada ni Nadie nos es indispensable. Sólo es costumbre, apego, necesidad. Pero tú puede cerrar, clausurar, limpiar, tirar, oxigenar, desprenderte, sacudirte o soltarte.
Existen muchas palabras para “nuestra salud mental” y cualquiera que escojas, te ayudará definitivamente a seguir adelante con tranquilidad ¡Esa es la Vida!
bendiciones
EDWIN
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