Atrévete a ser como eres, practica la sinceridad contigo mismo y con los demás. La sinceridad es una actitud interior que se refleja en nuestros actos, palabras y sobre todo en las vibraciones que transmitimos.
Ser sincero no significa controlarlo todo o decir siempre lo que piensas. La sinceridad puede doler a veces, pero cuando el transmisor nos habla desde su corazón nos ayuda a crecer y siempre lo agradecemos.
La falsa sinceridad, la que procede de nuestras opiniones y juicios, hiere, y por muy cierto que sea lo que digamos, no hará ningún bien al receptor, porque lo que recibe no se corresponde con lo que dices.
Habla sólo cuando puedas mejorar el silencio.
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