domingo, 24 de mayo de 2015

EL OPTIMISMO


Dicen los especialistas que el Optimismo es el camino más corto hacía la felicidad y yo creo que es así. ¿Se nace optimista o se puede aprender a mirar la vida con ojos más venturosos?
La definición de optimismo que encontramos en el diccionario es: “Propensión a ver y juzgar las cosas en su aspecto más favorable”. De acuerdo a ello, quienes hoy investigan las características del optimismo se detienen en dos cuestiones principales:
1.- El optimismo es la actitud que nos guía a la felicidad más contundentemente: Los científicos responden a esta pregunta,  afirmando que las personas optimistas son más felices por mirar el mundo con mejores ojos. Esta actitud los favorece en cuestiones de salud (se enferman menos o transcurren sus enfermedades de mucho mejor ánimo) y además tienen más éxito en sus trabajos, sus estudios o cualquier otra actividad que realicen.
2.-  ¿Es una cualidad innata o podemos aprenderla? Se establecen muchas más dudas que certezas. Muchos pensadores, como el fundador de la psicología positiva  Martin Seligman, afirman que hasta las personas más cínicas son capaces de aprender optimismo y mejorar sus vidas. ¡Lo Ves! Lo importante es remarcar que mientras el pesimista se siente impotente ante la adversidad, el optimista considera a los golpes de la vida como desafíos temporarios y reversibles.
La investigadora estadounidense Carol Dweck, autora del libro“Mindset”, también opina que el optimismo puede aprenderse. Considera que el optimismo está al alcance de todos con sólo adoptar lo que ella define como “mentalidad del cambio”: tener consciencia de que somos personas cambiantes, que crecemos cada vez que nos arriesgamos a aprender algo nuevo y que el optimismo incrementa cuando uno se da cuenta de que es dueño de su destino.
Siempre he dicho que cada quién escribe el libro de su vida… no existe responsable alguno de nuestro destino. Somos responsables de lo que escogemos. La mejor manera de criar optimistas es educando a los chicos y a los jóvenes con una “mentalidad de crecimiento”, eso aumenta su auto-confianza felicitándolos por sus esfuerzos y no por sus logros. El optimismo es un asunto muy importante en la vida. ¿Qué hay que ser optimista? que duda cabe.
La persona pesimista lo pasa muy mal y, en la medida de lo posible, se trata de pasarlo bien. El pesimista se lo hace pasar mal a los demás, por lo tanto no tiene sentido de solidaridad. Es un deber hacer que los demás lo pasen bien. 
El pesimista es una persona que recorta su actuación y que, por consiguiente, no hace nada útil, tiene pocos estímulos, es más bien una persona acobardada a la que todo le cuesta mucho trabajo. La persona que ve el mundo con tinta negra, evidentemente  tiene mucho menos estímulos para actuar.  El pesimismo es una visión negra de la vida. El pesimista suele tener una visión peyorativa de las cosas.
El optimismo lleva consigo una apreciación positiva de la vida, del mundo entorno, de esa realidad con la que cada uno tiene que tratar. El optimismo se contagia, y el pesimismo también. 
Reflexión; Definitivamente no cabe duda, es mucho mejor ser optimista que pesimista. Se dice que hay dos maneras distintas de ser entusiasta, es decir, que existen dos tipos de pasión: La pasión cálida y la pasión fría.
Afirman que es mejor ser fríamente apasionado porque la persona cuando ha enfriado la pasión demuestra un interés mayor por las cosas.  Después de estas precisiones iniciales, podremos abordar un poco la cuestión.
Me parece interesante comentar una sentencia que dice así: “El optimista es el que sostiene que vivimos en el mejor de los mundos posibles.
BENDICIONES
EDWIN

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