No permitas que una sana ambición sobrepase tus límites y te conviertas en pura codicia de querer más, de llegar más alto, de pisar más fuerte que los demás, de quedar siempre por encima de todos y de todo.
Cuando caigas en esa tentación, vuelve sobre tus pasos y recupera el tiempo para hacer lo que te gusta y te divierte, para estar con aquellos a quienes amas, para dar de ti mismo, desinteresadamente, para volver a sentirte humano.
Reflexión; sé siempre humilde y agradecido a pesar de tus éxitos, y recuerda que en tu vida opera siempre una fuerza mayor que tu ego. Conserva tus valores y la humildad ante la gente. No permitas que tus logros te cambien.
BENDICIONES
EDWIN
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