Lo primero que debes tener siempre presente es que el miedo es una evidencia falsa que parece real…
Cuanto más huyes de las cosas que temes, más te perseguirán y te acosarán. En lugar de huir, encuentra el coraje necesario para enfrentarte a ellos y derrotarlos. Te sorprenderá descubrir que, después de todo, no eran tan terribles.
No te avergüences de tus temores. Todo el mundo los tiene, y compartirlos puede contribuir a sacarlos a una luz positiva que, de otro modo, puede que no hubieras visto.
El miedo es algo que experimentas cuando crees que no tienes el control de la situación… pero nunca pierdes ese control. Elige sabiamente tus pensamientos y sentimientos, y nunca te entrará el desespero.
En determinado momento tienes que preguntarte hasta qué punto te estás conteniendo. ¿Qué temores, qué reparos y que preocupaciones te mantienen encadenado a la vida que antes querías en lugar de vivir lo que deseas ahora? Descubre dónde puedes liberarte y tírate de cabeza a la piscina. A veces la libertad que buscas está en tu mano.
Reflexión; hoy date la oportunidad y dile a alguien que te entienda cuáles son tus mayores miedos. Puede que obtengas la respuesta que buscas para superarlos y permitir que tus sueños se conviertan en realidad.
Recuerda siempre que lo que no dejas ir lo cargas. Lo que cargas te pesa. Lo que te pesa te hunde.
BENDICIONES
EDWIN
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