Por momentos todos actuamos como creativos editores de nuestras vidas presentes, pasadas y futuras, escribimos los guiones que mejor se adapten a nuestros sueños, que más se ajusten a nuestras conveniencia o que justifiquen nuestras acciones. Nadie nace temeroso de ser quien es, eso se aprende poco a poco y, paradójicamente, “de la mano quienes más queremos”.
Muy rápido descubrimos que si aceptamos ciertos mandatos y dejamos de rebelarnos ante algunas órdenes, somos premiados por quienes tienen la responsabilidad de educarnos. Pero si bien este mecanismo puede parecer “normal” y comprensible durante los primeros años de la vida, no lo es seguir anclado a una insaciable búsqueda de atención y aprobación cuando somos adultos.
Hacerse Adulto significa, entre otras muchas cosas, hacerse asertivo. Saber poner límites, defender las propias posturas y enfrentarse con la pérdida que representa la partida de los que no están dispuestos a permitirnos SER QUIENES SOMOS.
Mi reflexión; desgraciadamente son muchos los individuos que no consiguen madurar en este sentido, y quedan atrapados en la idea de que deben aceptar las reglas y las manipulaciones de terceros. Es tu oportunidad, tu derecho. Es tu vida y eres tú el único responsable de tus actos y de las condiciones en las que te encuentras.
Recuerda que nada tiene de malo soñar un poco, si uno es capaz de despertarse y diferenciar esos sueños de la realidad.
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