Exigir respeto empieza por respetarse uno mismo; y si acepto, aunque sea esporádicamente, el maltrato o la ofensa, estoy admitiendo que merezco ser maltratado u ofendido.
Por otro lado, es casi una constante que las personas que no han desarrollado su capacidad de ejercer o defender sus derechos tiende a sobrevalorar los derechos, la fuerza, la habilidad y las armas de los demás, denigrando y despreciando las propias. ¡Exige respeto…!
BENDICIONES
EDWIN.
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