sábado, 10 de agosto de 2013

RECOBRA TU LIBERTAD



Muchos de nosotros, en nuestra fase de crecimiento, nos forjamos una idea exagerada de la importancia de la opinión ajena. Nuestros padres y otras personas que podían ejercer su autoridad sobre nosotros, solían decirnos cosas como: “¿Qué dirá la gente?” o “¿Qué pensará la gente?” Esto nos indujo a conceder una especial relevancia a que los demás pudieran pensar de nosotros.
¿En que medida puede afectarnos eso?
Si le damos demasiada importancia a lo que la gente piense de nosotros, nuestra vida girará en torno a ellos, en vez de girar en torno a nosotros mismos. Hacemos los que ellos quieren, no lo que nosotros queremos. Actuamos así para ganar la aprobación de los demás, no porque nos guste hacerlo. Mientras más importancia le concedemos a la opinión ajena, menos libertad tendremos para hacer, decir e incluso pensar lo que nos parezca. Y lo que es peor, la sobre valoración de la opinión de los demás puede llevar a considerarnos a nosotros mismos“personas de segunda clase” con respecto a ellos.

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