lunes, 5 de agosto de 2013

SUBIR LA MONTAÑA DE TUS SUEÑOS


Elige una montaña que quieras subir. No te dejes llevar por los comentarios de otros. Vas a gastar mucha y energía y entusiasmo para lograr tu objetivo, así que debes estar muy seguro de lo que haces. En este texto te mostraré una serie de utensilios.
Llega a situarte delante de ella. Muchas veces, se ve la montaña desde lejos: bella, interesante, llena de desafíos, pero, cuando intentamos aproximarnos, ¿qué ocurre? Las carreteras las rodean, hay bosque entre tú y tu objetivo, lo que parece claro en el mapa es difícil en la vida real. Por lo tanto prueba todos los caminos, los senderos, hasta que un día estés delante de la cima que pretendes alcanzar.
Aprende de quién ya camino por allí. Por más que te consideres único, no olvides que siempre hay alguien que tuvo ese mismo sueño antes y acabó dejando marcas que pueden facilitar la caminata.
Ten en cuenta que los peligros vistos de cercas son vencibles. Cuando empieces a subir la montaña de tus sueños, presta atención a tu alrededor. Hay despeñaperros, grietas imperceptibles, tan pulidas por las tormentas que se vuelven escurridizas como el hielo, pero si sabes donde colocas el pie, notarás las trampas y sabrás rodearlas.
El paisaje cambia, con que aprovéchalo. Es necesario tener un objetivo fijado, pero a medida que se va subiendo, se pueden ver más cosas y no cuesta nada parar de vez en cuando y disfrutar un poco del panorama circundante. A cada metro conquistado, puedes ver un poco más lejos; aprovéchalo para descubrir cosas que aún no habías advertido.
Respeta tu cuerpo. Sólo consigue subir una montaña quien presta al cuerpo la atención que merece. Si andas demasiado de prisa, acabarás cansado y desistirás a la mitad. Si andas muy despacio puede caer la noche y estarás perdido.
Respeta tu Alma. No te repitas todo el tiempo “Voy a conseguirlo”. Tu alma ya sabe que lo que necesita es usar la larga caminata para poder crecer. Una obsesión no ayuda a la búsqueda de tu objetivo y acaba privándote del placer de la escalada. Pero, atención, tampoco te repitas “Es más difícil de lo que pensaba”, porque esto te hará perder la fuerza interior.
Prepárate para subir un kilómetro más. El recorrido hasta la cima de la montaña es siempre mayor de lo que piensas. No te engañes, llegará el momento en que lo que parecía  cerca esté aún muy lejos, pero estás dispuesto a llegar, no hay problema.
Alégrate cuando llegues a la cumbre. Llora, da palmas, grita a los cuatro vientos que lo has conseguido, deja que el viento allí arriba purifique tu mente, abra tus ojos, limpie el polvo de tu corazón.  Y di que tienes el poder para hacerlo.
Haz una promesa. Aprovecha que haz descubierto una fuerza que ni siquiera conocías y dí para ti, que a partir de ahora la usaras durante el resto de tus días.
Cuenta tu historia. Di a todos que es posible, y otras personas sentirán entonces el valor para afrontar sus propias montañas.
Mi conclusión sobre este maravilloso tema; Vida y montaña son en muchos casos sinónimos de SUPERACIÓN. Este breve texto puede ser muy útil, no sólo para llegar a la cima de la montaña, sino para subir o superar cualquier situación o dificultad, que seguro nos encontramos en ella.
Bendiciones y Muchos éxitos y prosperidad.
Edwin

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