Si no te perdonas, si te fastidia estar contigo mismo, si no te soportas y te menosprecias, es que no te amas. A menudo somos más duros con nosotros mismos que con los demás. ¿A que se debe esa falta de autoestima? Creo que es una cuestión básicamente cultural.
Cuando nacemos, nuestra estructura mental está organizada para la autoconservación y el crecimiento, y no para el autocastigo. Pero, a medida que nos vamos haciendo mayores, la cultura nos enseña qué, si somos muy autocríticos, si nos flagelamos, mejoraremos. Pero esto no es así, nos enseñan a desarrollar una crítica que no es la adecuada.
Criticamos la valía personal como una totalidad y no la conducta, y esto es un error. No es lo mismo decir “Me comporté mal” a que “Soy malo”; “Me equivoque y me echaron del trabajo” a que “Soy un inútil y me he quedado sin trabajo”.
Por lo general, la clave de la evolución personal no es el sufrimiento sino el auto-respeto. Si yo no me respeto a mí misma, no me amo, no me quiero, no me siento merecedor de lo mejor…y cuando eso ocurre es difícil poder construir algo positivo y ofrecerlo al mundo.
Un ecosistema de crecimiento, en el que atraigamos las oportunidades y a las personas que son merecedoras de lo que creemos que valemos; o, por el contrario, un nicho reducido en el que lo que nos rodea es caótico y negativo.
Reflexión; Por eso, debemos cuidar nuestra dignidad, ese sentimiento de reconocer que somos merecedores, que tenemos valía, que somos personas y existimos.
Cuanto mayor sea nuestra dignidad y autoestima, mayores serán las emociones positivas, mejores las relaciones personales, tendremos más calidad de vida y menos enfermedades psicológicas.
La Autoestima es un factor de inmunidad y tiene que ver con defender el derecho a la propia vida.
BENDICIONES
EDWIN
No hay comentarios:
Publicar un comentario