Nadie puede convertir su vida en un éxito verdadero cuando todo el tiempo está gruñendo y quejándose por lo que está haciendo. Es una confesión de debilidad. Si no te gusta lo que haces, deja de quejarte y busca algo que ames hacer y hazlo. Y una vez que lo estés haciendo, si descubres que hay parte de tu trabajo que no quieres, ten el carácter para hacerlas con una buena actitud ya que son parte del compromiso adquirido.
Todos podemos desarrollar esta actitud. El ser humano posee una gran capacidad de adaptación. La mente se adecua maravillosamente a diferentes condiciones.
Nunca obtendrás los mejores resultados hasta que tu mente esté en calma y hayas resuelto, no sólo querer tu trabajo, sino también hacerlo con el espíritu de un maestro y no de un esclavo.
Nadie puede respetarse a sí mismo, o tener esa fe sublime en sí mismo, que es esencial para todo gran logro, cuando hace las cosas a media. Ninguna persona puede hacer lo mejor o sacar el máximo provecho de su propio potencial si considera que su ocupación es aburrida y sin sentido. Bajo ninguna circunstancia debes permitirte hacer algo aburridor. Nada baja más la moral.
Reflexión; no importa si las circunstancias te obligan hacer algo que no es de tu total agrado, convéncete para encontrar en ello algo interesante e instructivo. Las personas exitosas también encuentran actividades que no siempre son excitantes, pero aprenden hacerlas con entusiasmo de todas maneras. Quien todavía no ha aprendido el secreto de desterrar el aburrimiento de sus tareas poniendo toda su alma en ellas, “no ha aprendido los principios de éxito y a felicidad”. Realmente crecemos sólo cuando hacemos lo mejor que podemos con alegría y entusiasmo. Así mantendremos vigente el respeto por nosotros mismos.
BENDICIONES
EDWIN
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