Antes de que el agua genere vapor, debe alcanzar los cien grados centígrados de temperatura… no lo logrará con 90 ni 98 grados. El agua debe hervir antes de que genere suficiente vapor como para echar andar una turbina o para que funcione el motor de un generador o un tren. El agua tibia no logra movimientos.
La tibieza en el trabajo de una persona funciona igual que la tibieza en la caldera de un tren. Nadie debe esperar logros importantes hasta que entregue toda su alma y libere toda la vida que existe dentro de ella. No es suficiente tener deseos de hacer algo. Sólo hay una forma de lograrlo y es luchando por ser algo, con toda la energía que albergamos.
No hay mayor auto-engaño que creer que sólo porque tenemos grandes deseos estamos haciendo algo significativo, o que el hecho de ser consciente de estos deseos quiere decir que los estamos ejecutando. sólo las mentes fuertes, decididas y dueñas de un gran propósito, lo suelen lograr.
Hay una enorme distancia entre los que desean y los que hacen. Un deseo es tan sólo agua tibia que nunca llevará el tren a su destino; el propósito es lograr que hierva, debe convertirse en vapor para lograr lo que se quiere.
Cada vida debe tener una gran razón de ser, con una prioridad ante todas las demás razones, un principio supremo que es tan fuerte, tan imperativo en sus exigencias que no se puede confundir o ignorar su llamado.
Sin esto la energía del agua nunca alcanzará su ebullición, y el tren de la vida no logrará ni siquiera salir de la estación, menos aún llegar a algún lugar.
Todo ser humano con un gran propósito de vida es una fuerza positiva, constructiva y creativa. Nadie puede ser recursivo, inventivo, original o creativo sin la dirección indivisible de la mente enfocada en un gran sueño por realizar, en un gran propósito en la vida. No es posible enfocar la mente en algo que no nos interesa ni nos entusiasma.
Cuando nace el poder de un nuevo propósito, un objetivo definitivo dentro de ti, te conviertes repentinamente en una criatura nueva. Ves todo bajo una nueva luz. Recuerda que el hábito de postergar mata la iniciativa más fuerte. La excesiva cautela y la falta de confianza son enemigos fatales de la iniciativa.
Reflexión, es mucho más fácil hacer algo cuando el propósito nos da la fuerza, cuando el entusiasmo nos facilita el camino, que cuando todo depende del mañana. Desear algo y buscar el conocimiento para lograrlo lo convierte en un académico; Desear y buscar la virtud es lo que hace a una persona un santo; Desear y buscar una acción noble es lo que convierte a un individuo en un héroe y en un gran ser humano.
La acción es la que hace la gran diferencia. Todo debe ir impulsado hacía una meta, armados con el poder y la intensidad del deseo, y la lucha por llevarlo a cabo. Toma la decisión de que pase lo que pase, vas hacer lo que deseas y que NO exista “un día de estos”, o el “pero” ni el “tal vez” en tu vocabulario, puedes estar seguro que tendrás el material para ser un triunfador y llegar al éxito.
BENDICIONES
EDWIN
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