Vivimos en un mundo que nos lanza múltiples mensajes atrayentes, nos ofrecen innumerables productos, nos prometen todas las comodidades, ponen ante nosotros un sinfín de sensaciones placenteras.
Corremos el peligro de dejarnos llevar por la ambición, de embriagarnos por la sed de novedades, de dejarnos envolver por una nube de facilidades a nuestro alcance, de dejarnos arrastrar a una espiral que puede acabar agobiándonos de exigencias.
Reflexión; conviene no perder nunca el control de uno mismo, aprender a discernir ante multitud de mensajes, productos y servicios, qué es importante y necesario y de qué cosas podemos prescindir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario