La felicidad no es una vida sin problemas, sino la fortaleza para superar los problemas que se presenten. No existe tal cosa como una vida libre de problemas; las dificultades son inevitables. Pero la manera en la que experimentamos y reaccionamos a nuestros problemas depende de nosotros.
El budismo enseña que cada uno de nosotros es responsable de su propia felicidad o infelicidad. Nuestra vitalidad, la cantidad de energía o “fuerza vital” que tenemos, es el factor individual más importante para determinar si somos o no felices. La verdadera felicidad ha de hallarse adentro, en la condición de nuestros corazones. No existe al otro lado de alguna distante montaña. Está dentro de ti, de ti mismo.
Sin importar cuántas veces lo intentes, nunca podrás huir de ti mismo. Y si eres débil, el sufrimiento te perseguirá dondequiera que vayas. Nunca encontrarás la felicidad si no retas tus debilidades y cambias desde adentro.
Mi reflexión es que; La felicidad ha de encontrarse en el dinamismo y la energía de nuestra propia vida, mientras luchas para superar un obstáculo tras otro. Por esto creo que una persona activa y valiente es verdaderamente feliz. Convéncete que la felicidad de tu vida no te puede llegar de afuera, podrás hallar la felicidad cuando sepas hacerla brotar de tu corazón, cuando puedas ayudar a todos, sin preferencias con tus obras, palabras y pensamientos, piensa bien de todos y discúlpalos y sentirás en la alegría de vivir bien, la mayor felicidad de tu vida.
BENDICIONES
EDWIN
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