- Practicar ejercicio mejora la función cognitiva en personas con riesgo de padecer alzhéimer o con síntomas de pérdida de memoria.
Concretamente, la actividad física aumenta la eficiencia de la actividad cerebral asociada con la memoria, según concluye un estudio estadounidense que publica la revista Journal of Alzheimer’s Disease.
El trabajo es el primero que, mediante técnicas de neuroimagen, demuestra que después de 12 semanas siguiendo un programa de ejercicio moderado, sujetos ancianos con una media de 78 años de edad experimentan mejoras visibles en su memoria (incluida la que permite recordar nombres de persona, una de las primeras habilidades que se pierden con la demencia) y sus capacidades cognitivas.
De hecho, tras realizar ejercicio asiduamente en ese período de tiempo, los participantes en el experimento necesitaban usar menos neuronas para resolver con éxito pruebas de memoria. Además de que la salud cardiovascular de los sujetos mejoró hasta un 10%.
Los autores concluyen que al alcanzar la tercera edad es necesario hacer ejercicio de intensidad moderada -es decir, una actividad que aumente el rimo cardíaco y haga sudar pero no tan estenuante que impida hablar mientras se practica – todos los días, sumando un total de 150 minutos de actividad física a la semana, para mantenerse mentalmente sano.
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